Como La Vida Misma...

Para Ana.
Cuando era niña, odiaba ir a la feria con mis papas, me gustaba más ir con mis primas porque todas éramos de la misma edad. Mi mamá siempre me decía – puedes ir, pero si te pasa algo, luego no vengas llorando que no te advertí -.
Fue así que cuando tenia unos 6 años, me escapé con mis primas, el plan era ir a la feria. Yo tenía que ir, necesitaba probarle a mi mamá que yo podía cuidarme sola, que no necesitaba que ella estuviera ahí.
Llegamos al mentado lugar, subimos a todos los juegos y cuando ya nos retirábamos a mi prima la mayor se le ocurrió subir de contrabando al carrusel. Todas aceptaron, yo tenía mis reservas, pero al ser la menor, las seguí.

Subir fue tan fácil, bastó tomar alguno de los soportes de la carpa y cuando menos lo pensé, ya estaba arriba. Tenía un sentimiento de miedo a ser reprendida por el encargado, pero también había una sensación de desafío. En el principio todo siempre es más fácil.

Minutos después con tanta vuelta, me entró la nausea, les dije a mis primas y decidimos bajar. Las tres lo hicieron bien, brincaron del aparato en movimiento y sólo me esperaban a mí. Cuando fue mi turno, me acerque al borde, pero me entró la duda, ¿Por qué mejor no esperar a que se detenga del todo el carrusel? Pero ya no quise pensar más, simplemente me deje caer y pisé mal, el resultado: el labio y la ceja rota. Mis primas trataron de ayudarme pero la herida de la ceja sangraba mucho, entonces propusieron regresar a casa de mis abuelos. Pero yo me negué, no pensaba regresar a la casa de mis abuelos para encontrarme con mi mamá y escucharla decir – te lo dije-. Tenía la cara golpeada, pero me dolía más el orgullo, estaba llena de vergüenza.

Así suceden las cosas Ana, nadie te da indicaciones para subir y bajar de un juego en constante movimiento. Subir es fácil, pero bajar no lo es tanto. En el lugar donde estas ahora es para una sola cosa: para disfrutarlo. Puedes ver hacia abajo y darte cuenta que no hay colchones que te detengan cuando decidas bajar, pero ¿y que?, estas arriba.
Puede ser impulso.decisión, lo que sea pero cuando una toma riesgos así, sabe que no todo tiene que salir bien. Puedes ver que a algunos les funciona, pero a otros no (mi caso por ejemplo), por algo una solo entiende a partir de la experiencia propia y en ocasiones no nos resta mas que vivir.
Sólo un tip: si te ganan las nauseas: ¡bajate!. No esperes a que sorprendan, no importa que te rompas en el trayecto o con el impacto…a la larga todo sana.
Teniendo en cuenta las probabilidades de fallo, si en algún momento vienes con la boca rota y llena de vergüenza. Sabes que no habrá problema, que no te voy a juzgar, muchos menos decir –te lo dije-. Que yo también se que es pasar por eso, que lo más probable es que no te cure (pues porque no se me dan esas cosas) pero al menos te presto estos oídos que algún día servirán a la ciencia o de alimento de ratas mutantes…una nunca sabe.
Mientras tanto disfrútalo, que pinche vida, cada vez se hace más breve.

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