Cuba chido! pero antes una visita al inframundo







Mis queridas amigas les cuento que el pasado domingo 17 de agosto, conocí un mundo maravilloso que ni con una buena dosis de mota hubiera imaginado: los templos mayas subterráneos que como sabrán, este hallazgo se dio a conocer la semana pasada y hoy está en boga en los medios locales, pero sino me equivoco a ustedes también ya les llegó este chisme.

Ahora le puedo dar la razón a la “boca de chancla” (osea la Matus) quien repetía hasta el cansancio la frase: “los periodistas son espectadores privilegiados de la historia” que si bien es verdad, no lo había sentido tan real, hasta que me tocó entrar a los cenotes de Homún y San Antonio Ochil, que albergan altares naturales que constituyen los templos subterráneos que comprueban el culto de los mayas a Xibalbá, el inframundo.

La salida se programó a las nueve de la mañana, de madrugada si pensamos que fue en domingo y normalmente empiezo a chambear a las 12 del día, pero bueno valía la pena porque sería testigo de un verdadero descubrimiento.

Después de poco más de una hora de camino llegamos al primer cenote, que se supone era “el fácil”, cuando me paré frente a la cavidad, que conducía a otra más pequeña, pensé: ¡Chale si esta es la sencilla cuál será la complicada! luegó dejé de quejarme y me introduje a la primera parte con la ayuda del investigador Guillermo del Anda, quien encabezó la exploración.

Eso estuvo bien, una pequeña arrastrada de nalgas, un poco de lodo, nada mal. Cuando pasé al otro lado se abrió ante mis ojos un paisaje interno con árboles sin copa, plantas de albahaca, mariposas negras, avispas, abejas y unas palmeras con formas de abanicos que sobreviven de la luz de otro agujero. Fue impresionante.

Seguimos caminando hacia otra cueva y el maestro nos hizo subir una pendiente de tres metros casi lisa donde probé mis habilidades de alpinista, obviamente ninguna. Me abrazaba de las piedras, me aferraba de alguna protuberancia hasta que llegue al nivel que necesitaba. Con el corazón tamboreando como tito puente y la adrenalina al máximo nivel disfruté de sobremanera tener la oportunidad de mirar unas figuras de manos plasmadas en el techo de la cueva revelando cientos de años de historia ante mis ojos.

Bajamos, con la misma o más dificultad con la que ascendimos y nos dirigimos a una entrada contigua donde comenzó lo bueno. Porque descubrimos el primer portal que según la connotación de los mayas de acuerdo al Popol Vuh son las puertas o niveles para llegar al inframundo.

En este cenote nos encontramos con cuatro, cada uno medía máximo un metro de alto y 60 cm de ancho, así que mi figura se enfrentó al reto de no atorarse y lo logró.

El primero nos condujo a uno de los salones, que guardaban altares naturales, es decir formaciones moldeadas por la corriente del agua por más de tres mil años. Eran verdaderos nichos erigidos en la parte más alta de la pieza, que simulaban pequeñas ciudades, que a un costado tenían una fuente de pliegues delgados en los que el agua sagrada o Sujy há corre todo el año.

El segundo, el tercero y el cuarto fueron también maravillosos, algunos contaban con formaciones más ásperas en las que predominaban los picos de las estalactitas muchos de ellos llegaban hasta el piso formando unas especie de ceibas de troncos gruesos.

No pude evitar tocar todo lo que veía, obvio con cuidado, no quería destruir miles de años de evolución, y si Vero toque tooodo, ya me imagino si hubieras ido tú o Charo no hubieran dejado que me divirtiera jejeje. Hasta me puse barro en los brazos, un poco en la cara y hasta bebí agua virgen, lo único malo fue cuando toque caca de murciélago pensando que era lodo normal. Que suerte que no me lo unté en la jetota.

Después de hora y media de recorrido por más de cien metros de extensión, llegó el momento de salir. Esa parte si que dolió porque salir de los portales implicó volvernos a arrastrar a gatas y pisar con las rodillas piedras afiladas que me dejaron recuerdos morados en mis extremidades.

Cerca de las dos de la tarde arribamos al segundo cenote, este si que imponía desde el primer golpe de vista, para empezar porque el agujero era totalmente negro, no se veía a donde conducía y requería bajar más de ocho metros en una pendiente totalmente vertical.

Me rajé por unos segundos, buenos por unos minutos, esta bien casi media hora, pensando cómo chingados iba a bajar tal longitud si jamás he escalado o bajado algo parecido, si le tengo miedo hasta las escaleras de caracol. Pero finalmente pensé, si ya llegué hasta aquí y estoy enlodada hasta donde no me da el sol, que más da otra arrastrada, además de que me calmó la investigadora convenciéndome que era más fácil la subida y así fue, gracias a Dios.

Con la barriga raspada y las manos irritadas por la cuerda, pude llegar a la panza del cenote era enoorme, asombraba por su tamaño y por el cuerpo de agua azul turquesa se asomaba inmediatamente. También ahí tuvimos que llegar a los portales, pero para alcanzar el primero tuvimos que escalar una “montañita” de cinco metros que caminamos lateralmente hasta llegar al punto más alto del lugar y pasar por el orificio que nos revelaría otro de los altares naturales esta vez las formas eran más suaves, circulares parecían cúpulas de catedral y tenían pintadas al igual que la primera cueva un par de manos, que de casualidad medían lo mismo que las mías.

En este sitio estuvimos durante más de una hora admirando cada espacio hasta los pequeños murciélagos que habitaban por ahí y de suerte no chuparon nuestra sangre jeje.

Se acercaba la hora decisiva: la subida, sin embargo para este punto de la Odisea, mis niveles de adrenalina estaban altos, me sentía más segura y era el momento de probar que podría salir, por eso fui la primera en la fila.

Me agarré fuertemente de la cuerda y escuchaba con atención a los expertos ellos me decían que con una mano sujetara la soga y con la otra fuera escalando por las raíces pegadas a la piedra, así lo hice, fui subiendo poco a poco, me detuve en el primer tramo de dos metros para descansar, tome aire y seguí. Volví a parar porque me temblaban las piernas pero no miré abajo. Continué. Al faltar un metro para salir del agujero, sentí que ahí me había quedado porque no encontraba un apoyo para impulsarme. Me detuve unos segundos y pensé: tengo que salir porque si me caigo me rompo la madre y si me quedo ahí nadie podrá ver la luz en unas horas hasta encontrar ayuda para sacarme.
No me lo permití tome fuerzas de todos lados, subí la pierna lo más alto, el investigador que venía detrás me ayudo a subir una pierna y con las rodillas me impulse hasta la salida tomada del brazo de la arqueóloga, (mujer delgada de la que no me podía agarrar mucho porque me la llevaba al inframundo) y por fin por primera vez en mi vida escalé alto, llegué a la superficie y di gracias a Dios porque lo puedo contar. Fue un logro para mí.

Este recorrido fue casi revelador, llegó en el momento correcto, porque luego de una racha de desanimo porque no llegaba la aceptación de la escuela de Cuba y la lana ya no alcanzaba en mi casa, de pronto me notificaron mi entrada al taller y me asignaron este viaje donde probé que si de verdad se cree que se puede se puede, suena trillado pero neta que así fue, porque durante la travesía no di lugar al pesimismo.

Ha por cierto en esta expedición, estuvimos tres mujeres, una investigadora, una reportera del Tribuna y yo, además del fotógrafo de Milenio, uno de Notimex y un arqueólogo alemán buena onda que hablaba perfectamente español hasta con modismos yucatecos y los más sorprendente es que entiende el maya. Que tál?! Yo solo entiendo las groserías.

Hoy a un día de aquel viaje, tengo más de 10 moretones en ambas rodillas, me duelen las piernas, los brazos pero tengo el corazón más fortalecido que nunca.

5 comments:

Sólo Soy Un Ojo said...

Tendras que platicar con Willy, a el le gustan mucho ese tipo de cosas.
Yo adoro la cultura yucateca y maya pues son mis raices pero en definitiva eso de arrastrarse y adentrarse en cuevas y cenotes no es lo mio, sufri mucho cuando fui a las grutas de Lol Tun y luego al laberinto que esta en Oxkintoc, pero aun asi me da gusto que hayas tenido oportunidad de conocer estos vestigios y que mas adelante se abra la oportunidad de conocer estos espacios para personas con animos aventureros.

Pd: Vero y Charo no me hubiera preocupado, pero no mames, imaginate a Ana, capaz y despedaza o rompe algo.

rOcKsTaR said...

Mi querida Dora la Exploradora, Mamadora!!!!! No sabes que gusto nos da saber que además de ser una gran cronista, puedes llegar a ser sin ningún problema alpinista!!!!!!!!jajajaja

Ce...para los cuates said...

La neta fue toda una aventura y me siguen doliendo músculos que no sabía que existían jejjee acabo de hablar con el investigador y me dijo que hay posibilidad de viajar a otro cenote, si se logra den por hecho que les contaré los detalles.

las quiero zorras

Delfines Verdes said...

Te vez tan tierna en esas fotos wowwww eres mi ejemplo a seguir bueno la mayoria de las veces eres mi ejemplo a seguir jijiji,en lo unico que no eres mi ejemplo es que eres una tentona ya me imangino si charo y yo hubieramos ido jajaja, bueno de lo malo pensemos lo peor como rosa, imaginate a ana ahi capaz ni sale y tenemos k llamar a los rescatistas jajajaja.
En cuanto a Cuba Sigue así Ce nada te va a detener me emocione mucho en cuanto lo supe y quice gritar jiji, este es el principio de algo muy bueno.
Si necesitas algo avisame sip yo veo como le hago pero te echo la mano como sea sale.
Las quiero muchoooo

Ce...para los cuates said...

Gracias verito por lo de tierna, más bien me veo bien sucia jejeje, pero si la neta no se ni como le hice pero no mas de recordarlo parece que todo fue un sueño.

Gracias también por compartir la alegría por el viaje a Cuba sería perfecto si ustedes tres y mis hermanas me acompañaran estaría chingon todo sería un verdadero desmadre!!